Las consecuencias del cambio climático son inminentes, por eso, constantemente crece la prisa por el cuidado del medioambiente. De esta necesidad nace el análisis a nuestros comportamientos y, si bien el mundo tiende a centrarse en reducir las emisiones de la quema de combustibles fósiles, según la Organización de las Naciones Unidas para La Alimentación y la Agricultura (FAO), disminuir las emisiones de los alimentos también es crucial.
El informe de Adaptación al cambio climático en América Latina y el Caribe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), muestra que esta región está sufriendo los efectos directos del cambio climático, como sequías, deshielos, inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos.
Todo aun cuando su participación en la generación mundial de emisiones de gases de efecto invernadero continúa siendo mucho más reducida que la de otros continentes. Por eso, hoy queremos contarte de qué se trata la huella de carbono, qué alimentos tienden a ser más dañinos y cómo medir lo que consumes para controlarla.
¿Qué son los gases efecto invernadero?
Los gases de efecto invernadero son aquellos que resultan contaminantes y afectan el balance energético, forzando cambios en el clima de la Tierra. Estos agentes actúan al absorber calor de la superficie y emitirlo al interior del planeta, aumentando ampliamente las temperaturas.
Algunos son emitidos de forma natural, sin embargo, las actividades humanas vienen influenciando a que su producción aumente cada vez más rápido, lo que trae graves consecuencias para el medioambiente. ¿Cuáles son? Aquí te presentamos los principales:
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Vapor de agua
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Dióxido de carbono (CO2)
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Metano (CH4)
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Óxido nitroso (N2O)
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Clorofluorocarbonos (CFC)
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El ozono troposférico (O3)
Hablemos de la huella de carbono
Se conoce como huella de carbono al rastro de esos gases de efecto invernadero que dejan las actividades que desarrollamos día a día. Entonces, cada vez que viajamos en coche, cargamos el teléfono móvil, ponemos una lavadora o consumimos nuestros alimentos, entre todas las rutinas que podamos tener, dejamos atrás una estela de gases que se acumulan en la atmósfera y sobrecalientan el planeta.
Estas emisiones aceleran el cambio climático, como advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y si no las neutralizamos a tiempo con la descarbonización de la economía y otras medidas, como los impuestos ambientales, nos espera un mundo más inhóspito a la vuelta de la esquina.
La huella de carbono de los alimentos
Alrededor de ¼ de las emisiones totales de gases efecto invernadero provienen de la alimentación y la agricultura. En este punto, hay cuatro factores muy importantes, a considerar cuando se trata de cuantificar las emisiones de gases efecto invernadero de los alimentos:
La ganadería y la pesca
Este sistema de producción es el que representa la mayor cantidad de emisiones, aproximadamente el 31%, como señala Impactos ambientales de la producción de alimentos, un estudio publicado por Our World in Data en junio de 2021. La crianza de animales para obtención de carne, lácteos, huevos y mariscos aumenta considerablemente la huella de carbono, además, la cifra se relaciona únicamente con este proceso, sin tener en cuenta otras variables de la crianza de estos animales.
Los cultivos
Aquí tenemos en cuenta dos factores, los cultivos para consumo humano y los de consumo animal. Los primeros, representan el 27% de las emisiones totales en la producción alimentaria y un 6% corresponde al segundo factor (cifras expuestas en la investigación mencionada en el punto anterior). Aquí se incluyen los efectos de la aplicación de fertilizantes, abonos y maquinaria agrícola.
El uso de la tierra
Este factor también podemos dividirlo en dos: el uso de la tierra para ganadería, que corresponde al 16% total y el 8% que emiten los cultivos para consumo humano, como registra el informe de Our World in Data.
Las cadenas de suministro
El procesamiento de los alimentos, teniendo en cuenta su producción para la conversión de lo agrícola en un producto de consumo final, así como los recursos usados en transporte, envasado y venta, representan el 18% de esa producción total, como expuso Our Wolrd in Data.
Emisiones de gases de efecto invernadero de algunos alimentos
La huella de carbono de los alimentos se mide en términos de intensidad de sus emisiones de gases efecto invernadero y se expresa en kilogramos equivalentes a su producción de dióxido de carbono, cifra en la que se incluye no solo el CO2, sino todos los gases que emite.
Por ejemplo, los alimentos de origen animal, en especial las carnes rojas, los lácteos y mariscos tienen las mayores tasas de emisión; mientras que, los de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres y leguminosas suelen usar menos recursos y emitir contaminantes en menor intensidad.
Aquí te compartimos una tabla guía con las cifras de emisión, según referencia Naciones Unidas:
Alimento |
Cifra de emisión por cada 100 gramos del alimento |
Carne de res |
70.6 |
Cordero |
39.7 |
Mariscos |
26.9 |
Queso |
23.9 |
Pescado |
13.6 |
Cerdo |
12.3 |
Aves de corral |
9.9 |
Huevos |
4.7 |
Arroz y cereales |
3.6’ |
Leche |
3.2 |
Tofu |
3.2 |
Legumbres |
2 |
Pan y pasta |
1.6 |
Frutas |
0.9 |
Verduras |
0.7 |
¿Cómo disminuir mi huella?
Reducir estas cifras de emisiones en la producción de alimentos es uno de los mayores desafíos de las sociedades actuales, pero se necesita un menú de soluciones: cambios en las dietas; reducción del desperdicio de alimentos; mejoras en la eficiencia agrícola; y tecnologías que hacen que las alternativas alimentarias bajas en carbono sean escalables y asequibles.
Una de las soluciones con más impacto es reducir el consumo de carne, pues es evidente que su intervención en los cuatro factores mencionados es bien importante. Entonces, optar de forma paulatina por alimentos vegetales altos en proteína como lentejas, tofu, quinua, frijoles y nueces, podría contribuir bastante en el propósito. Encuentra aquí algunos consejos útiles:
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Usa bolsas reutilizables: es una forma de reducir los plásticos y la cantidad de desechos en el mundo.
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Mantener la nevera y el congelador limpios: así necesitará menos potencia para enfriar y los alimentos permanecerán más frescos.
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Reciclar más allá de los plásticos: recuerda que puedes darles una segunda oportunidad a elementos como los residuos orgánicos, el papel y el cartón, los vidrios y hasta el aceite usado.
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Reduce el consumo de carne: este es un tip muy efectivo porque estos productos son grandes emisores de gases, así que llevar una alimentación basada en plantas ayudará mucho al planeta.
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Consumir alimentos en cosecha: las frutas y verduras de temporada son mucho más económicas para el bolsillo e implican menos gastos de transporte, además, si son locales es mucho más beneficioso.
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Aprovecha los alimentos: puedes encontrar muchas recetas para reutilizar las sobras de algunos alimentos, así economizarás tu dinero y se reducirán las emisiones por desechos.
Recuerda que en internet puedes encontrar calculadoras que te permitirán averiguar el impacto climático de lo que comes y bebes, así como de otras actividades diarias que afectan al planeta y la frecuencia con la que las desarrollas, así podrás medir el impacto de tus acciones y tomar medidas más certeras.
FUENTES:
https://www.nytimes.com/2020/11/05/climate/climate-change-food-production.html
https://www.un.org/es/climatechange/science/climate-issues/food
https://ecomatterspa.wordpress.com/2020/05/24/que-alimentos-tienen-el-mayor-impacto-ambiental/
https://ourworldindata.org/food-ghg-emissions
https://www.iberdrola.com/sostenibilidad/huella-de-carbono
https://ourworldindata.org/environmental-impacts-of-food
https://www.gave.es/reduce-tu-huella-de-carbono-en-la-cocina/